martes, 18 de diciembre de 2012

Ensin ámbitu

Ayeri Ámbitu, la editorial de les puertes, zarró. Digo la editorial de les puertes porque una de les sos colecciones más reconocibles yera la de los llibros nos que na portada apaecíen puertes y portalones grandes.
             Echó’l piesllu depués de más de doce años años d’actividá tirando de la gavita con proyectos señeros, como Les Noticies, El Summum, l’Anuariu de la Música Asturiana. Más de doce años faciendo historia pequeña pa una llingua minoritaria. Diba tiempu que se veía venir: la crisis foi, pamidea, l’hachazu brutal.
            Ciarra Ámbitu y Les Noticies, l’últimu resclaviu d’aquel periódicu que mediada  la década de los noventa y entamos del nuevu mileniu alcontró’l so sitiu como un fiel informador cultural de lo que se facía nel país. Pa mine si foi siempre’l valir de Les Noticies: ún atopaba nelles lo que se facía culturalmente, lo que nunca nun salía nos demás periódicos rexonales, que viven de llombu a la creación artística asturiana si nun vien col parabién de más allá del Negrón.
Colección de "les puertes"
            Daquella yo mercaba Les Noticies porque nelles había entrevistes a los premios lliterarios, a los Asturies Xoven, a los principales escritores que sacaben llibros, músicos, cineastes… Había hasta secciones de creación lliteraria y propuestes guapes (como aquello de “pa que yo me llame…”).
Depués aportó la renovación continua, que foi pa min una seña de nun saber bien per ónde tirar. Y perdíme. Convertíme nun llector más espontaneu qu’ocasional, non naquel llector militante qu’aguantaba de los kiosqueros el “yes l’únicu que merques esti periódicu”.
Como editorial Ámbitu fexo coses guapes: los discos, les camisetes, los periódicos, el Diccionariu de la llingua (y otros órganos sexuales), les munches antoloxíes, les traducciones, los llibros pequeñucos de colores estremaos, los llibros illustraos por Pablo Amargo, ente otros, o la mentada colección de les puertes, na que foron apaeciendo los principales narradores de la lliteratura asturiana actual, a los que –según tengo entendío- se–yos facíen encargos d’añu n’añu. Foi esta una de les más meritables. Salieron títulos bien guapos (y que me perdonen aquellos/es de los que m'escaezo): los cuentos de Paula Pulgar, los d’Héctor Pérez, les entregues de Roberto González-Quevedo, la novelina de Naciu Varillas, los cuentos de Miguel Rojo, los de Berta Piñán, la Catedral de Pablo Texón…
Confesaré una miseria propia. Cuando lleí que diben salir los principales narradores del panorama lliterariu asturianu confeccioné una novelina curtia a mou espresu pa esa colección enfotáu (vanitas vanitatum) en que me diben llamar: cuarenta y picu fueyes pa una puerta de mio que siguen aguardando una llamada que nun se dará yá nunca. 
Supongo que ganó la mio sonadía de repunantucu y persona difícil nel tratu (ganada a pulsu) que la vana sonadía d’escritor, que d'otra manera, ye efímera. 
Nun hai reproche.
Hai un sentimientu de tristura.
Ámbitu echa’l piesllu y eso amenorga la pluralidá de voces d’una llingua a la que-y cuesta facese sentir.
Pámique esto ye namás l’iniciu d’un esbarrumbe qu’entamó col pieslle de les llibreríes asturianes (Trabe, Alborá, Paraxuga…). 
El circuitu editorial asturianu ye irreal y nun soporta’l más mínimu xiringonazu, cuantimás los sescudiones que vienen daos d’un tiempu acó y que faen que lo más feble seya lo primero n'escachar.
Nun ye la única.
Muncho me temo que nun sedrá la última.
Y eso son males noticies. 
Sélo por esperiencia: cuando cerramos una puerta, como la d’eses colecciones, cuesta muncho volver abrila.
Sicasí, atesteronando, habrá que buscar ámbitos nuevos.

viernes, 14 de diciembre de 2012

E2M: Encuentro de dos mundos

(Texto leído en la entrega del concurso de cuentos en Ferney-Voltaire el pasado 6 de diciembre de 2012)

    Un encuentro de dos mundos: dos orillas que se abrazan. La comunicación, básicamente, se reduce a esto. A un encuentro entre dos mundos, entre dos orillas: el mundo del náufrago que decide depositar todas sus esperanzas en un trozo de papel donde, con un pedazo de carbón, ha escrito su historia; y la otra orilla que espera, esa del otro mundo donde un pescador, marinero, navegante, esa del mundo del turista o de quien pasea y encuentra, semienterrada en la arena, la botella de cristal con el texto.
 
    La literatura se reduce básicamente a eso. A un encuentro entre dos mundos y dos orillas: la orilla de la primera página, de la primera palabra y el trayecto (¡cuántas veces a la deriva!) hasta esa otra orilla que se abre tras la última palabra. Y en ese trayecto ser conscientes de que se han dibujado dos mundos: el de antes, el que empieza tras el final...
 
     Se percibía el verano en el aire cuando supe de este concurso. Hacía dos años que había arribado de una penosa travesía personal y La vida de los otros fue el primero de los síntomas de recuperación con el que entretuve las horas sin clase y las guardias sin sustitución en el IES de Infiesto.
    
     Una escena que había leído no hacía mucho se me había clavado como astilla en la cabeza. En Firmin, de Sam Savage, el protagonista, un ratón de biblioteca, se esconde en el conducto del aire y contempla con desolación cómo los familiares del dueño, que ha muerto, se sientan sobre la cama y al revisar sus objetos personales, encuentran un mazo de cartas. Las leen y recuperan así retazos de una vida que habían perdido. En ellas residen los minúsculos detalles de sus vidas; de muchos de ellos no guardaban memoria.
 
     Desde otra orilla, desde otro mundo, les había sido devuelta parte de su vida.
 
     Aquella escena rondó en mi cabeza haciéndome reflexionar sobre la idea de la identidad. Ese tema, tan literario, configura el quién somos y cómo llegamos a ser lo que somos, y a creer que somos los que somos. Aquellas reflexiones fueron consolidándose y solidificándose en forma de historia. Una vida gris y triste encuentra su redención arrancándole a una muerte reciente su oportunidad de poder ser.
 
    Martina Ezvel, la protagonista, se carterá con una familia dela que acabará formando parte sin que nada los una, más allá de las cartas que redacta en la más estricta clandestinidad de su vida real, y en una lengua que hace tiempo fue de sus ancestros.
 
    La ficción se convierte en su vida.
 
    Atesora las cartas recibidas en maletas y el tiempo se mide por la piel ocre en que envejece el papel de los sobres. Armada de valor, Martina Ezvel intentará averiguar el sentido de la vida cuando acuda a enfrentarse con la realidad de su ficción, emprendiendo un viaje al encuentro de esa otra orilla, tan quevedesca: más no de esa otra parte en la ribera/ dejará la memoria en donde ardía/ nadar sabe mi llama el agua fría/ y perder respeto a ley severa.
 
    No escondo que mi vida es ficción; que me identifico con Martina Ezvel. Para ambos el sentido de la vida se intenta desentrañar a golpe de tinta y caligrafía sobre un material tan perecedero como la propia piel: el papel. Como Martina, intento encontrar sentido a la vida amparado en la ficción, armando andamiajes desde donde enarbolar la belleza frente a un mundo que parece detestarla; robándole a la muerte, que también es el olvido, las historias que alguien nos contó o que simplemente habitan en nosotros. Porque somos, como decía Saramago, cuentos de cuentos.
 
     Somos un breve párrafo en un libro al que no encontramos sentido; somos un trayecto breve en un discurso que aún no está escrito. Somos, y eso es lo más importante. Pablo Rodríguez Medina. Martina Ezvel.
 
    Cuando, como Martina Ezvel recibí la noticia de que se me había concedidoel galardón, que tanto agradezco por lo que tanto supone, intenté reponerme; hice los planes para emprender el viaje hacia esa otra orilla, a ese encuentro con aquellas personas (marineros, turistas, navegantes, paseantes, pescadores...)
 
     Para agradecerles que, cuando el aire olía a verano, se encontraron con un texto guardado dentro de un sobre que un náufrago de tierra adentro había compuesto para dar cuenta de sí, con el carbón abundante de la tierra de donde provengo.
 
    Como Martina Ezvel emprendí el viaje que me trajo, amigos, amigas, lectores, desde la ficción, hasta ustedes.
 
Muchas gracias.
 
Genève, a 6 d'avientu de 2012.
 
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Pincha en La vida de los otros para leer el cuento.